¿Por qué la Semana Santa no tiene fecha fija? La curiosa historia detrás de una tradición milenaria

Cada año, millones de personas en todo el mundo se preguntan por qué la Semana Santa, la conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús, varía de fecha, a diferencia de la Navidad, que se celebra siempre el 25 de diciembre. La respuesta se remonta a una intrincada historia que involucra disputas religiosas y decisiones históricas.

El origen de este enigma se encuentra en el calendario litúrgico católico, que establece el Domingo de Resurrección como el día más importante del año. Sin embargo, la fecha exacta de este evento crucial ha sido motivo de debate y conflicto desde los primeros siglos del cristianismo.

¿Por qué la Semana Santa no tiene fecha fija? La curiosa historia detrás de una tradición milenaria

La raíz del problema se encuentra en la relación entre la Pascua cristiana y la Pascua judía. Ambas festividades comparten un trasfondo histórico común, pero los primeros cristianos, resentidos con los judíos, se negaban a celebrar la Pascua cristiana en la misma fecha que la Pascua judía. Para evitar la coincidencia, se ideó un sistema que vinculaba la fecha de la Pascua cristiana con la primera luna llena de primavera, garantizando que nunca coincidiera con la celebración judía.

¿Por qué la Semana Santa no tiene fecha fija? La curiosa historia detrás de una tradición milenaria

Esta decisión histórica, impulsada en parte por el emperador Constantino el Grande en el primer concilio ecuménico, ha llevado a que las fechas de la Semana Santa fluctúen entre marzo y abril, independientemente de las condiciones climáticas. Así, cada año, la Semana Santa nos recuerda no solo la pasión y la resurrección de Jesús, sino también la compleja interacción entre la fe, la historia y la tradición.